La finca Soto Mozanaque, perteneciente a los duques de Algete, tiene sus orígenes en el siglo XVII. Cristóbal de Moscoso, primer duque de Algete, recibió el título tras su leal servicio durante la Guerra de Sucesión.
Su adquisición de la finca marcó el comienzo de la construcción de un palacio de recreo, que posteriormente comenzó a utilizarse como pabellón de caza. En 1818, el marqués de Alcañices construye la capilla, que después fue bendecida el 13 de junio del mismo año, con la autorización de Luis de Borbón.
Durante el siglo XIX, la finca se consolidó como un importante centro agrícola y ganadero, dedicándose especialmente a la cría de caballos. Nicolás y José Osorio, sucesores de Cristóbal, impulsaron la producción ganadera. El arquitecto Francisco de Cubas documentó la arquitectura del lugar, describiéndolo como un “espacio multifuncional que combinaba labores agrícolas con actividades recreativas”.
A lo largo de los años, el Soto Mozanaque ha sido testigo de importantes transformaciones sociales y políticas en España. La finca ha mantenido su relevancia como un lugar de interés histórico en el municipio de Algete.